Retrato del cansino cachorro: una introducción rápida

Este lunes, a las casi once de la noche, me enteré que acabé el Grado en Matemáticas. Tras semanas estudiando (mal) y como podía, a base de ánimo que me producía escuchar el último álbum de Aaron Frazer y a Phoebe Bridgers en su EP Killer. Llegaba sin ánimo ninguno de trabajar, estudiaba, y luego tenía que madrugar para conectarme al módulo de Turismo. Fue un fin de semana sin sueño, estudiando los apuntes a tope de cafeína y música clásica, y el lunes me examiné a las seis de la tarde.

Luego vino una espera de locura. Gracias a unos CAPULLOS de Psicología, que copiaron en línea vía Telegram, y otro capullo que lo grabó (en principio una venganza) tardaron en corregir y nos amenazaron con revisiones de exámenes. Y llegó mi súper cinco y medio (un reflejo de mis ganas de estudiar últimamente: sin trabajos, sin ganas de hacerlo mejor).

Y después de ese esfuerzo, ahora que se va a cumplir una semana de la que me dieron la nota, en unos días me la subirán al expediente, sigo con la misma sensación confusa: por una parte me alegro de haberla acabado, y que no tenga que invertir un euro más en ella (salvo 200 euros de título…¡la de discos que me podría comprar!), pero no me siento ni realizado, ni contento con el título ni lleno y feliz… pues no.

Así que me este viernes, ya que no me sentía bien, me encerré en casa y leí un maravilloso regalo de la Editorial Malpaso: Memorias de Neil Young: el sueño de un hippie (que he reseñado en Goodreads). Me moló muchísimo que un titán como Neil contase los entresijos de sus canciones y sus intereses con mucha naturalidad y humildad, y con un sentido del humor muy suyo. En sus recuerdos siempre hay una canción o una anécdota con la música. Se echaba esos «journeys» a su pasado, más alejado o reciente, sin importar mucho el orden, y recordando a amigos, colegas, amantes, recuerdos con sus hijos, que se mezclan con sus futuros planes.

Y se me ocurrió hacer lo mismo con estos años de carrera, que han determinado mi forma de ser, mis decisiones ahora cara al futuro y todas mis sombras emocionales, usando la música. ¿Para regodearse en el pasado? No, para hacer una recopilación de pensamientos que, espero, sirvan de alguna enseñanza al lector/a que está conectado aquí. Sin orden cronológico ni línea de pensamiento fija, de lo que me apetece. Y con Dylan Thomas, James Joyce y Neil Young en mente.

Mi primer recuerdo que quiero compartir es este: acabar la carrera y estar en casa, con una manta y unas palomitas, leyendo este maravilloso libro de Neil: coches, amigos, mujeres, hijos, maquetas de trenes, operaciones dolorosas y el Gran Espíritu, como lo llama él, recorriendo las páginas. Y es un viaje al pasado no para quedarse, que es lo que más me inspira de él, sino para mirar adelante.

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