Este sábado pasado, tras acabar uno de los exámenes para el certificado de Docencia para la Formación Profesional en el Empleo (no había nombre más corto) me fui a casa de David en Gijón. Íbamos a echar unas partidas a unos juegos que tiene. Pase por la Moka con unos pasteles y el cielo empezó a ponerse gris y encapotado. Sabes que va a llover porque el aire se carga rápidamente. Estaba llegando a Begoña y me escondí debajo de los portales.
Sentado en el rellano del Decathlon de la calle Corrida, mientras escuchaba a una chica muy nerviosa por algo que «la pillaron haciendo» en el Zara (yo escucho pero no me meto en historias ajenas), pensé en los días que me pilló la lluvia en Gijón. Anoté algunas cosas rápidas en mi editor del móvil (que no volví a ver) y este domingo de lluvia he decidido pasarla a limpio.
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